No obstante, uno de los mayores obstáculos
afrontados por el proyecto fue enseñar a los aldeanos esta sencilla tecnología.
Abba ideó una campaña educativa adaptada a la vida en la aldea y a la población
analfabeta, con una representación grabada en vídeo por actores locales que
exageraba los beneficios de la nevera del desierto.
Abba empezó a mostrar el
vídeo en los pueblos usando una pantalla improvisada de tela y un proyector y
generador portátiles. “El atardecer es mejor,” comenta, “ya que es cuando los
agricultores regresan a casa y están dispuestos a ver una presentación amena.”
Gracias al “muy oportuno” Premio Rolex, Aba ha podido distribuir neveras de
vasijas en 11 estados del norte de Nigeria, y además su expansión se proyecta
en otros países como Camerún, Níger, Chad y la República Democrática del Congo.
En 2002, con el consentimiento de Abba, Soluciones Prácticas-ITDG (Grupo de
Desarrollo de Tecnología Intermedia) y la Universidad de Al-Fashir llevaron a
cabo experimentos en Sudán para evaluar el rendimiento de la nevera de vasijas
para la conservación de comida. Los excelentes resultados llevaron a la
Asociación de Mujeres para la Fabricación de Cerámica de Darfur a producir sus
propias neveras de vasijas, llamadas zeer en árabe.
Desde principios de 2005,
Abba ha distribuido un total de 91.795 neveras de vasijas. “Mi vida ha cambiado
enormemente desde que recibí el Premio Rolex,” dice. Además el futuro es
optimista. Se ha solicitado ayuda al laureado nigeriano para introducir y
adaptar su artilugio de enfriamiento en Eritrea, donde se podrían preservar
viales de insulina para los pacientes diabéticos en las remotas áreas rurales,
India, Haití y Honduras.
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