En el marco de una nación económicamente
apurada que afronta diversos problemas de comunicación, de transporte y de
atención social, Abba se propuso intentar y ayudar a mejorar la debilitada
economía. En 1990 pasó a ser profesor de estudios empresariales en la
Politécnica del Estado de Jigawa en Dutse. Cuando no da clase, Abba hace de
asesor en el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en
Jigawa, organizando actividades para la comunidad y dando seminarios. Defensor
incondicional de los derechos de las mujeres, es también consejero para el
Ministerio estatal de Asuntos de la Mujer y Movilización Social. Estas
asesorías pusieron a Abba en estrecho contacto con las comunidades rurales,
donde observó los verdaderos apuros sufridos por los agricultores de
subsistencia y sus familias. “A través de estas observaciones, me sentí
motivado para revitalizar el uso de la vasija
de tierra y aumentar la duración de los alimentos perecederos”, explica.
Haciendo vasijas de barro en el poblado de Auyakawa, al norte de Nigeria.
©Rolex / Tomas Bertelsen Patuhu Mohammed sostiene espinacas africanas recién
cortadas. Las primeras pruebas del sistema de vasijas se realizaron con éxito.
Las berenjenas, por ejemplo, se mantuvieron frescas durante 27 días en vez de
tres, y los tomates y pimientos duraron tres o más semanas. La espinaca
africana, que se suele estropear al día siguiente, permanecía comestibles tras
12 días en las vasijas. El emprendedor profesor refinó persistentemente su
invento durante dos años entre 1995 y 1997. Entonces aprovechó la numerosa mano
de obra de los desempleados locales y contrató a fabricantes expertos de
vasijas para producir el primer lote de 5.000 unidades. Al producir estos
artefactos a costa propia, comenzó a distribuirlos gratuitamente en cinco
pueblos en Jigawa. Para esta fase inicial de su proyecto, recibió limitados
apoyo financiero de su hermano y ayuda para el transporte, carburante y mano de
obra desde el PNUD, el gobierno regional, un grupo de desarrollo de mujeres de
la zona y de la Politécnica del Estado de Jigawa. En 1999, Abba proveyó a otra
docena de pueblos de 7.000 vasijas, de nuevo a costa propia. Con unos precios
de 2$ US para las vasijas pequeñas y de 4$ US para la versión grande, el
sistema de vasijas permanece asequible, mientras los ingresos de las ventas
ayudan a financiar los costes de fabricación y distribución.
No hay comentarios:
Publicar un comentario