martes, 14 de junio de 2016

SOLUCIÓN DE BAJA TECNOLOGÍA

USAR UNA FÍSICA SENCILLA PARA AYUDAR A LOS POBRES DE NIGERIA



El arte de la alfarería está fuertemente arraigado en la cultura africana. En el norte de Nigeria, las vasijas de barro se han usado desde tiempos remotos como cazuelas, botijos, ataúdes, armarios y huchas. Hoy en día, estas vasijas de arcilla casi han desaparecido, siendo reemplazadas por recipientes de aluminio y por métodos más modernos de enterrar a los muertos, almacenar ropa y guardar dinero.

Nacido en 1964 en una familia de alfareros y criado en el norte rural, Mohammed Bah Abba estuvo familiarizado desde temprana edad con los usos tanto prácticos como simbólicos de las vasijas de arcilla tradicionales y aprendió desde niño los rudimentos de la cerámica. Después de estudiar  biología, química y geología en el colegio, resolvió el rompecabezas técnico que lo llevó años después a desarrollar el “sistema de conservación/refrigeración con vasijas”.

Fue elegido Laureado de Rolex en 2000 por su ingeniosa técnica que no requiere de suplemento de energía externa para preservar la fruta, verdura y  otros alimentos perecederos en climas cálidos y áridos. Este sistema de refrigeración, una especie de “nevera del desierto”, ayuda a los agricultores con su subsistencia reduciendo el deterioro y desaprovechamiento de  comida, y así incrementar sus ingresos y limitar los riesgos de salud derivados de la comida en mal estado. Abba dice que lo desarrolló “para ayudar a los pobres campesinos de una manera rentable, participativa y sostenible”.  

La nevera de vasijas consiste en dos vasijas de barro de diferentes diámetros, una dentro de la otra. El espacio entre ambas se rellena con arena mojada que se mantiene siempre húmeda, de modo que se mantienen también húmedas ambas vasijas. Frutas, verduras, y otros artículos como refrescos se meten en la vasija interior, la cual se cubre con un paño empapado.

La nevera de vasijas consiste en dos vasijas de barro de diferentes diámetros, una dentro de la otra. El espacio entre ambas se rellena con arena mojada que se mantiene siempre húmeda, de modo que se mantienen también húmedas ambas vasijas. Frutas, verduras, y otros artículos como refrescos someten en la vasija interior, la cual se cubre con un paño empapado. El fenómeno ocurrido se basa en un sencillo principio físico: el agua contenida en la arena entre las dos vasijas se evapora hacia la superficie exterior de la vasija más grande, donde circula el aire exterior seco. Debido a las leyes de la termodinámica, el proceso de evaporación provoca un descenso de la temperatura de varios grados, enfriando el recipiente interno, destruyendo microorganismos dañinos y conservando en su interior los alimentos perecederos.


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