Aún, entre todos los artilugios similares y jarrones de
enfriamiento tradicionales, no hay nada como el sistema de vasijas con su
combinación única de sencillez y
efectividad. De hecho, el proyecto del profesor nigeriano muestra cómo,
para los Premios Rolex, la originalidad está por encima de una brillante
idea – esto se refiere a la conversión de una inspiración en un logro concreto
con un impacto considerable.
“Mohammed Bah Abba ganó el Premio Rolex no sólo por el
diseño del sistema de vasijas. Superó obstáculos de producción y distribución
del mismo y, además, aseguró que puede ser adquirido por un precio asequible para la gente que lo necesite”
comenta Rebecca Irvin, delegada de la Secretaría de los Premios Rolex en
Génova. Para entender la relevancia del proyecto ganador del Premio Rolex de
Abba, es necesario observar la geografía del norte de Nigeria y la vida
restringida que lleva la gente. Esta región es ante todo una tierra inhóspita
semidesértica y habitada por una enorme población agrícola, de la cual la
mayoría vive en la mísera pobreza. La poligamia es el rasgo predominante de la
estructura familiar, y las mujeres, que viven en purdah, son confinadas en sus
casas y tienen graves impedimentos para la atención sanitaria. Las jóvenes
especialmente están esclavizadas porque son obligadas a salir cada día y vender
rápidamente la comida que de lo contrario se estropearía, con el fin de aportar
al precario ingreso familiar. Un motivo clave para el éxito del sistema de
vasijas es la ausencia de electricidad en la mayoría de las comunidades del
norte rural, por lo que sin electricidad no puede haber refrigeración. Incluso
en las ciudades el suministro eléctrico es irregular. La mayor parte de los
pobres allí ni siquiera pueden pagar un frigorífico.


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